Pepe da Rosa - La tostaíta de aceite y ajo Text

Songtext zu La tostaíta de aceite y ajo

Tenía yo ganas de comerme una tostaíta con aceite y ajo de desayuno. Hacía tiempo que no me comía yo una tostaíta de aceite y ajo y ayer por la mañana me tomé yo una tostaíta con ajo y aceite. Y me tuvo la tostaíta con ajo y aceite que eran las diez de la noche y todavía había quien me preguntaba "A que hoy has desayunado tú una tostaíta con ajo y aceite."

Ya llevaba yo una temporada que veía a mucha gente a la hora del desayuno tomarse una tostaíta con ajo y aceite y se me iban los ojos detrás, pero la verdad no me atrevía. No me atrevía porque yo sé lo que pasa, o por lo menos lo que me pasa a mí, que se repite más que un cuplé de moda. Pero ayer no me pude aguantar más. Entro en el bar a las nueve de la mañana y ya iba a pedir yo lo de siempre, cuando uno que estaba a mi vera va y dice "Niño, una con ajo y aceite."

Dicen que más vale llegar a tiempo que rondar un año. Yo llevaba rondando un año pero sin llegar a tiempo, o sea, yo solo no me atrevía a pedir la tostaíta con ajo y aceite. La pido, no la pido, me la como, me no la como. Al final terminaba pidiendo lo de siempre. No es que me diera vergüenza, pedir una tostaíta con aceite y ajo ¿no? Me daba miedo y como no la tenía delante, pues ojos que no ven, corazón que no siente.

Pero yo ayer por la mañana yo tenía escrito en mi destino comerme una tostaíta con aceite y ajo. Cuando oí que aquel hombre la pedía, el corazón me dio un vuelco, digo "Ahí está, hoy sí que no me escapo." Sin embargo aguanté un poco, me limité a pedir solamente el café con leche y a esperar que le trajeran al que estaba a mi lado la tostaíta con aceite y ajo. Me dije "Anda, a lo mejor mirándola se me quitan las ganas."

¡Je je, ay madre! Cuando yo vi llegar aquel bollito recién tostaíto, crujiente, oliendo a gloria. Y vi como el camarero le iba poniendo una botellita con aceite. Y en un platito su poquito de sal y sus dos cabecitas de ajo, limpias, relucientes. Y vi como aquel hombre cogía el ajo y empezaba raca, raca, raca, raca, a frotar el ajo contra el bollito. Aquello me empezó a sonar a música que ríase usted de La Verbena de la Paloma. Y cuando se le acabó el ajo, que lo estuvo apurando hasta que las yemas de los dedos se le pusieron coloradas. Y cogió una mijita de sal y enseguida la botellita de aceite, rociando con mucho cuidado. Después hizo lo mismo con la otra cara del bollito.

Y cuando las dos partes estuvieron listas, puso una encima de la otra y apretó. Y el pan crujió y el ajo crujió y el aceite se salía por los lados del bollito. Y ese hombre que coge aquello, se lo acerca a la boca, la abre y le da el primer bocado al mismo tiempo que cierra los ojos como de regusto. Y aquello cruje y yo ya no pude más. Llevaba minuto y medio con la boca abierta, el café se me había enfriado y sin poderme aguantar le digo al camarero "Niño, me calientas el café, me lo pones doble...y por la gloria de tu madre y la mía, me preparas una tostaíta con ajo y aceite como la que tiene este tío, o salgo malo de aquí."

Y así fue como caí, je, caí puyero. Porque no fue una, fueron dos, porque los bollitos eran muy pequeños o porque a mí me lo parecieron. Salí del bar echando fuego, la cara me ardía, los ojos los llevaba brillantes, unos colores en la cara que ya quisiera la Nancy, la satisfacción me llenaba el cuerpo. ¡Ay! pero me había comido una tostaíta con ajo y aceite y esto tiene sus inconvenientes.

Estaba citado con un director de empresa media hora después. La primera en volver la cabeza para otro lado mientras yo hablaba fue la secretaria. Las primeras palabras del director de empresa fueron "¿Qué ha desayunado usted Pepe?" Y digo yo como acharadillo "Una tostaíta con aceite y ajo ¿Se nota, no?" y dice "Pues sí, se nota bastante pero vamos."

Que si yo había desayunado una tostaíta con ajo y aceite, me lo preguntaron cuarenta veces. Todo era abrir la boca y enseguida la pregunta "A que has desayunado tú hoy una tostaíta con aceite y ajo." Ahora, voy a decirles una cosa: Pienso desayunarme con una tostaíta de ajo y aceite cada vez que me lo pida el cuerpo. Ahora que eso sí, siempre que tenga tiempo después para irme al campo y tirarme bajo un olivo sin tener que hablar con nadie, para que nadie me de la tabarra durante toda la mañana preguntándome si yo he desayunado una tostaíta con aceite y ajo.

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